viernes, 18 de agosto de 2023

ASAMBLEAS DEL PUEBLO: UN BALANCE ELECTORAL Y LAS PERSPECTIVAS.

Lunes 21 de agosto 2023 




ASAMBLEAS DEL PUEBLO: UN BALANCE ELECTORAL Y LAS PERSPECTIVAS.

 

“TODO LO QUE ERA SÓLIDO SE DESVANECIÓ EN EL AIRE”

(Marx y Engels El Manifiesto)


Este domingo pasado un cisne negro, ave del que en otras épocas todos los ornitólogos abjuraban, apareció en medio de la disputa electoral y demostró que, al  igual que con el ave, otra realidad existía fuera del palacio y sus jardines, se entrometía en el mismo y amenazaba su cómodo orden pajarraco.

Ante la incredulidad de los cientistas políticos, casi un 65 % de la población habilitada para votar en las elecciones inesperadamente se negó a hacerlo (voto en blanco, ausente o nulo) o se manifestó votando en abierto desafío al orden imperante (Voto a Milei)

Las dos coaliciones que bajo distintos nombres y configuraciones dominaron la vida política del país durante los últimos cuarenta años, los que lleva de vida  la democracia post dictatorial, fueron sorprendidas por la inesperada contundencia del rechazo y por la irrupción de millones de voluntades que repudiaron su hegemonía.

Apenas unos días después, todos los  analistas y encuestadores, los mismos que ni remotamente arrimaron sus pronósticos y análisis a lo sucedido, aparecen con rostros preocupados y discursos reflexivos tratando de entender y explicar a sus clientes, dirigentes políticos, lo sucedido. Pero es un esfuerzo infructuoso: lo que ha irrumpido en la escena política estaba totalmente por fuera del universo en el que se mueven ellos y sus clientes.

Difícilmente podrían predecir lo sucedido encuestadores y analistas que viven, como sus clientes, totalmente por fuera de la realidad y la angustia cotidiana del pueblo humilde, precarizado, amargado por las carencias y la falta de futuro, donde el sueño de la casa propia ha sido desechado por imposible para ser reemplazado por el de poder alquilar algún tugurio. No podían hacerlo porque no es ese el círculo social en el que ellos y sus clientes se mueven. No comparten con la mitad pobre del país ni el tren ni el colectivo, ni la sala de espera incierta de un hospital público ni la carencia de las escuelas, ni el temor de la inseguridad ni el acecho del paco para sus pibes, ni la incertidumbre de poder pagar la luz o el gas o de llevar el pan a la mesa.  Nunca se les había ocurrido que si la mitad del país vive en la pobreza y la economía informal, en el peso a peso y el  día a día,  eso tendría, a la corta o a la larga, una expresión política que expresara la bronca hacia el sistema sostenido por la otra mitad del país.

Menos aún podrían haber predecido que la acumulación de frustraciones soportadas por el pueblo precario en estos cuarenta años de democracia bastarda estaba llegando a un límite de desbordar el vaso y derramarse sobre su mesa. Podría haberlo sido mediante un estallido social, largamente anunciado por algunos dirigentes sociales honestos y por la propias Iglesias –católica y evangélicas- inmersas en el pantano de la desesperación de todos los conurbanos del país. Justamente las zonas que fueron baluartes del voto bronca. Sin embargo, el régimen tuvo un inesperado auxiliar, la aparición de Milei, que aunque ha evitado momentáneamente que la sangre llegue al rio no puede garantizar que no sea el fin de este régimen.

Durante cuarenta años de democracia, gobernada siempre por los mismos y para los mismos amos, cambiando de etiquetas, mejorando rótulos, inventando nuevos partidos y alianzas, imaginando versos para seguir engañando a la población, lo que ahora se ha popularizado como “la casta política”,  se especializo en mantener y profundizar la desigualdad social, la exclusión, la quita de derechos adquiridos en décadas de luchas populares y en garantizar los privilegios de los amos, los terratenientes, los banqueros, el FMI, los usureros y demás patrones y explotadores.

Estas décadas fueron forjando un desprecio general, cuanto más abajo más fuerte, a la partidocracia, a políticos que no cumplen nada de lo prometido, que cambian de partido como de camiseta para perpetuarse en el privilegio, que se enriquecen y que no tienen  nada que ver con las necesidades ni del pueblo ni de la nación y que han creado un circulo de complicidades para proteger sus negocios y asegurar la vigencia de la carrera de político profesional para sus amigos, familias, amantes y descendientes. Y se trata de una ralea que no tiene límites ni principios ni ideologías, aptitud esencial para poder, como ya lo han hecho, incorporar a sus filas hasta los más exaltado izquierdistas y sentarlos a la mesa.

A 40 años de su refundación, la democracia argentina se encuentra en una encrucijada en la que ya ingresaron otras naciones, sobre todo en la región. Un impulso de cambio al orden establecido, que incluye expresiones de abierta impugnación y  rebelión y que abre en el horizonte la incógnita sobre la gobernabilidad. Es decir, sobre la capacidad del sistema para corregirse y ofrecer las prestaciones por cuya carencia se lo invalida.

El domingo termino de cerrarse una grieta y dejar paso a la apertura de nuevas fracturas  políticas. La zanja que durante casi 20 años fragmento la vida política del país ha dejado lugar a nuevos actores. La vieja pelea entre el espacio peronista-kirchnerista y el liberalismo macrista-radical ha dejado de ser la referencia política. En su lugar aparecen tres actores: los dos originales y un tercero  que viene desde afuera a cuestionar –al menos discursivamente- todo el andamiaje anterior. Pero, más amenazante aun, aparece un cuarto espacio sin límites   claros que agrupa a un tercio de la población, trece millones de votantes (los abstencionistas) que ha decidido repudiar toda la construcción del régimen democrático y que se niega a ser parte  de un pretendido orden democrático  sin democracia y que no satisface ninguno de los requerimientos de una vida digna. Y son, por primera vez en cuarenta años, la mayoría.

El régimen se encuentra en un peligroso callejón de incierta salida. Ha agotado las posibilidades de seguir conteniendo a las clases populares y sus demandas con promesas y lisonjas. La dura hipoteca contraída con el FMI y los fondos buitres que pesa sobre su soberanía obliga a la partidocracia a ir de ajuste en ajuste, de tarifazo en tarifazo y de descrédito en descredito. O a tener una valentía –que le es totalmente aajena- y romper con la dependencia.  No es una intersección argenta. La crisis económica internacional, la decadencia de la hegemonía anglosajona, el hartazgo popular con el régimen y sus componendas y la incapacidad de la izquierda para tomar la palabra y transformarla en grito de liberación se repiten en la región y originan situaciones de extrema debilidad política y cuestionamientos permanentes. Explican tanto a los Bolsonaro como a Lula y sus aliados, a Castillo en Perú, a Boric en Chile y  Petro  en Colombia. Pero también al ascenso de Marine Le Pen en Francia, al resurgir del PP en España y a Meloni en Italia. Y al revivir de Trump en EE.UU. La crisis económica internacional se hace endémica, condiciona y estrangula la legitimidad de democracias puestas al servicio del rescate del capital y abre las puertas a representaciones políticas alternativas a estas en  las que las masas ya no se sienten representadas.

El fenómeno Milei, termine como termine, se inscribe es ese contexto.

MILEI

Uno de los rasgos centrales del voto mileista es su composición social y etaria. Es claro que los menores de 35-40 años y los más humildes construyen su columna vertebral. No se trata de un voto ideologizado, más bien carece de ideología. En todo caso, la bronca es su programa. Es, como su personaje lo interpreta bien, un grito de bronca, de desprecio a los privilegiados y a sus prebendas. Lo notable, lo que le da significación y magnitud a este estado de bronca activa en la sociedad es que prácticamente sin estructuras partidarias, sin partido ni agrupaciones, logra ocupar un lugar central en la política y amenazar las torres del poder casi sin nada: ni mucho dinero, ni partido, ni funcionarios, ni círculo rojo, ni porciones del aparato estatal ni dirigentes… Sus candidatos tuvieron performance pobrísimas en las elecciones anticipadas de provincias en las que él, ahora, conquistó  el primer lugar. Resulta difícil encontrar en alguno de esos distritos un representante de Milei conocido, popular, con trayectoria digna propia. No los hay, es solo Milei expresando, más que una posición ideológica  o programática un profundo hartazgo, decepción, desilusión, enfrentamiento ante este contubernio  político que nos gobierna. Pero eso es, también, al igual que el ausentismo electoral, todo un programa, Y es tan grande y potente ese sentimiento que puede cobijar bajo sus alas restos del menemismo, defensores de la dictadura, anti feministas y anti abortistas, desertores del macrismo y del propio peronismo. Habilidad de Milei?, Si, en buena medida, pero también generosidad en la capacidad de desprecio al pueblo por parte del régimen.

El peronismo-kirchnerismo perdió 5,7 millones de votos en relación a 2019. Juntos por el Cambio perdió 1,3 millones de votos, también en relación a 2019. Entre los dos perdieron unos 7 millones de votos. Toda  la izquierda junta apenas saco unos 590.000 votos. 7,1 millones obtuvo   Milei, quien  se impuso en 16 provincias y fue segundo en otras cuatro.

No casualmente sus últimas caravanas fueron hechas al compás del famoso “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, grito inmortalizado en las jornadas del 2001.

HACIA OCTUBRE.

Apenas  cuatro días después del comicio las encuestas indican que lejos de desinflarse, el espacio de Milei sigue creciendo y se acerca a una voluntad de voto superior al 35 %. A pesar de la escasa credibilidad de las encuestas y de las barbaridades proferidas por el candidato en estos días  su electorado se sostiene y crece. Anunciar –sin sonrojarse- que romperá relaciones con Brasil porque Lula es comunista, que la educación publica al igual que la salud dejaran de existir y serán reemplazadas por un sistema de “bauchers”,  que legalizará la tenencia de armas y la venta de órganos y niños y que liquidara al CONICET porque la investigación científica debe quedar en manos privadas, etc, etc… constituyen el centro de su programa de gobierno.  Pero el eje central, lo que atrae a la mayoría de su electorado es el retorno al 1 a 1 de Menem-Cavallo, es decir  la dolarización de la economía como herramienta infalible para terminar con la inflación… Ante la incapacidad de su adversario, el ministro de economía y candidato oficialista,  Segio Massa, para estabilizar la economía, la propuesta descabellada  de Milei sigue sumando adeptos.

Sin embargo la pregunta central es determinar si Milei tiene posibilidades de seguir creciendo y ganar las elecciones o si ha llegado a su techo, es decir a su límite. En principio parecería que Milei esta tocando su termino de adhesión y que le costara muchísimo sumar algún voto más. Pero los que ya tiene asegurados le garantizan, por lo menos, pasar a la segunda vuelta y tener no menos de 30 diputados y algunos senadores y, quien lo dice, ganar alguna provincia y varios municipios. Aunque pierda las presidenciales, el mito Milei comenzaría a derrumbarse ahí mismo: estaría ingresando de lleno en la demonizada casta, con las tentaciones que su pertenencia otorga y con la vulnerabilidad de que la mayoría de sus candidatos son ambiciosos marginales de la política. Cualquier examen objetivo sobre la gente que ocupa los espacios dirigentes de LLA es un espanto. Una mezcla de lumpenes, fachos trasnochados, políticos y empresarios fracasados, personajes esotéricos de tan bajo nivel político, cultural y educativo que provocan consternación y preocupan. Una hermana que dirige el espacio en base a cartas de astrología, cinco perros clonados que son sus “únicos amigos”, un  máximo dirigente ateo pero  que habla con Dios, figuras centrales que siguen reivindicando a la dictadura asesina…

Milei intenta destruir cualquier pensamiento, solidario, independiente, crítico y emancipador, donde  realización de la libertad solo se puede llevar adelante en una comunidad solidaria. De ahí el desaforado grito de “Zurdos, hijos de puta, tiemblen”, reproducido  en las redes y en sus eventos por cientos de “libertarios” y sus trols. Milei llama a instalar un clima de caza de brujas de posibles opositores y a crear un ambiente de purgas políticas  avanzar en purgas políticas en universidades y colegios; contra partidos de izquierda; contra sindicatos obreros o contra personalidades e intelectuales que aparecen dispuestos a confrontar con su avanzada facista. Como ejemplo vale recordar el reciente ataque de Milei a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y su propuesta de liquidar el CONICET, “cueva de zurdos ladrones”.

 

Sin embargo, vale la pena recordar lo que le paso, hace 20 años, al último out-sider político, en ese caso de una difusa izquierda, Luis Zamora. Con índices de popularidad enormes, obtuvo una bancada de una docena de legisladores porteños, que, en menos de tres meses, se disolvió cooptada por los privilegios que los dueños de la política manejan. En menos de dos años se quedó solo y en cinco desapareció de la escena y su discurso anti organización se esfumo.

 

LA DERROTA DEL MACRISMO

El bloque de la derecha tradicional, la alianza macrista-radical, ha sido el gran derrotado de estas elecciones. Es que el oficialismo peronista ya concurrió  vencido a las urnas, mientras que Bullrrich y compañía fueron vestidos de gala al festejo de su victoria segura. Pero se quedo a 300.000 votos del primero y casi sin discurso. Aunque P.B. hizo lo posible para aparecer como la más derechista y conto con la invalorable colaboración de los medios hegemónicos, de buena parte del círculo rojo y de la mayoría del judaísmo de derechas, no pudo arrebatarle el cetro de campeón de la derecha  casi fascista a Milei. Ahora sus posibilidades de entrar a la segunda vuelta son inciertas, porque casi el 40% de su caudal electoral no es propio sino del derrotado y denostado Larreta y su socio, el presidente de la UCR, Gerardo Morales. Y no parece demasiado probable que ese electorado la vaya a acompañar, sobre todo después de la cantidad de agravios que les dispenso. Apenas una semana después del comicio, el futuro de Cambiemos es el más incierto. No parece demasiado probable que la segunda vuelta sea entre Milei y P.B., lo que significaría la liquidación del macrismo como fuerza política nacional, quedando recluido a su territorio de origen, la Ciudad de B.A.

ANALISIS SOBRE EL VOTO K

Claro que el derrotado más resonante ha sido Sergio Massa, tercero a 700.000 votos de Milei, resultado  que era muy probable, salvo para los más disciplinado peronistas. Massa es el candidato de un dólar desbocado, de un 50 % de pobreza, de 120% de inflación, de subordinación al FMI y los usureros, de salarios de hambre y jubilaciones de miseria y de incapacidad para esbozar una salida a esta crisis. Y él es  ministro de economía, es decir el timonel de esta tormenta. Al revés: resulta sorprendente la cantidad de votos logrados por Massa!! Y ese caudal le brinda la posibilidad de ingresar a una segunda vuelta y de forzar a un duelo final, mano a mano, con Milei. Pero, es justo decirlo, la catarata de devaluación e inflación de las últimas jornadas lo transforma, de hecho, en el principal promotor del triunfo de Milei!! El porcentaje de votos logrados por Grabois es un claro síntoma de la crisis terminal del Kirchnerismo, derrotado en todo el país y, con inmenso dolor, en su retaguardia de Sta.Cruz. Solo Kicillof salvo la ropa, quedando en la primera minoría en las PASO y con posibilidades de ganar la provincia, donde no hay segunda vuelta y se gana o pierde  en la primera vuelta. La estrategia de Massa y el K será centrarse en exponer a Milei como un cachivache fascista, machista, homofóbico, racista, enemigo de los pobres, de su salud y su educación, etc.etc. O sea polarizar en una especie berreta y poco creíble del Braden o Peron de 1946. Claro que para tener alguna posibilidad de cosechar con ese recurso primero hay que pasar a segunda vuelta y rogar que Milei no gane en primera (sacando el 45% o el 40% con más de 10 puntos de diferencia).

Pero estos dos meses que faltan para esos comicios estarán marcados por una inflación indomable, un dólar arrastrando los precios hacia arriba y dislocando toda la economía y una pobreza en ascenso irremediable. Y es responsabilidad de Sergio Massa, el candidato oficialista, la conducción de la economía nacional desde hace más de un año. Resulta muy difícil creerle que pueda resolver esos problemas si en todos estos meses ha fracasado. Y, aunque los progres todavía no lo entiendan el voto se define en el bolsillo de los millones de ciudadanos que apenas sobreviven angustiosamente. Ya no sería una rareza sino un verdadero milagro que Massa pueda ir a competir una segunda vuelta contra Milei. No por casualidad CFK y sus camporistas han estado y seguirán estando ausentes de la campaña electoral.

Demás está señalar que una derrota dejara al peronismo K y asociados en terapia intensiva y en coma. Los derrotados pagan siempre la cuenta, es inexorable, y son demasiados los que tienen cuentas que cobrarles a los K.

LOS DUROS TIEMPOS QUE SE VIENEN.

Por si no queda claro de todo lo anterior, en unas pocas líneas más dejaremos claro que creemos que los tiempos por venir serán muy duros para nuestro pueblo. Más que nunca, gane quien gane, perdemos nosotros, los oprimidos, los pobres, los excluidos. Con unas izquierdas aburguesadas y ausentes, un movimiento piquetero desprestigiado (“planeros”) y aislado de la población y de sus propios barrios, organizaciones sindicales alejadas de la base obrera el panorama es preocupante. La sujeción al FMI y al cumplimiento con los acreedores que asumen los tres candidatos solo augura más ajuste, más miseria, más desocupación, salarios y jubilaciones de hambre, salud y educación  más desfinanciadas, alquileres impagables  y la consecuencia inevitable de todo eso: enormes luchas y represión y crisis profundizada del régimen. El pueblo tendrá que reconstruir lazos y organizaciones y retomar las tradicionales banderas de lucha en un periodo que será, claramente, defensivo,  preservar los derechos existentes, recuperar los arrebatados y acumular fuerzas para las batallas decisivas por venir. Pero el carácter defensivo inicial de esas luchas por venir dará pronto paso a las batallas que, verdaderamente, acabaran con la casta, su régimen, la miseria y la dependencia. Y está claro que los Milei, Massa o PB estarán unidos, mas alla de sus diferencias,  al lado de quienes defienden, con uñas y dientes la sociedad de los privilegios, la desigualdad, la corrupción y la entrega del patrimonio nacional.

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