Cuando este número de LA MAZA esté
en la calle, se estará produciendo en Europa un hecho sin precedentes en la
historia reciente. Convocada, inicialmente, por la reformista Confederación
Europea de Sindicatos, el 14 de Noviembre se realizará una protesta popular
continental. Concebida más como una protesta simbólica ante la magnitud de las
conquistas perdidas que como un paso inicial para poner en las calles a los
pueblos de Europa y derrotar al capitalismo salvaje, todo parece indicar que
esa vergonzosa moderación de sus convocantes está siendo desbordada por la
terrible bronca de los explotados y por la acumulación de luchas nacionales y
parciales con las que ha arrancado el otoño boreal. En principio, todas las
centrales sindicales españolas, incluyendo a las anarquistas, convocan a la
huelga ese día. Lo mismo hace el principal agrupamiento sindical portugués, la
CGT, que viene de protagonizar dos grandes manifestaciones contra el gobierno
conservador. En Bélgica, el sindicato "socialista", con casi dos
millones de afiliados convoca a lo que llama "una jornada histórica".
Las principales centrales griegas se sumarán a la medida, mientras la CGT
Italiana -la mayor central del país- adhiere con un llamado a parar cuatro
horas ese día. En tanto casi todos los agrupamientos franceses han convocado a
movilizaciones acompañadas, en muchos casos, por abandono de tareas. Algo
similar sucede en Austria, Rumania y otros países de la eurozona. Pero lo
verdaderamente significativo es la adhesión que se está produciendo en los
grupos, sindicatos y organizaciones autónomas y revolucionarias, las que están
haciendo una gran campaña de agitación convocando a medidas de acción directa
en todo el continente y llamando a desbordar los planteos pacifistas de la C.E.S.
Aunque se trate, todavía de una respuesta débil en relación a la magnitud del
ataque sufrido por los pueblos del viejo continente, es evidente que la
resistencia popular crece a pasos agigantados en toda la región y empieza a
poner en aprietos a sus gobiernos. Las protestas vienen creciendo en cantidad y
violencia desde fines del verano europeo, tal como se ha registrado en el
último mes en Portugal, Francia, España, Grecia e Italia. Todavía estas
protestas no han logrado derribar a los gobiernos impuestos por el capital
usurario, pero han estado a un paso de hacerlo en Grecia y Portugal. Una lenta
pero inexorable acumulación de fuerzas, experiencias e ideas se está
produciendo entre los pueblos europeos, arrastrados a la opresión y la miseria
por los gobiernos serviles. Una nueva situación madura en sus conciencias y no
tardará en expresarse en acciones insurreccionales de consecuencias
revolucionarias. Y lo hace ante la constatación del fracaso de todas las
tentativas burguesas de superación de la crisis desatada en 2008. Cada paso
anunciado por las potencias centrales hacia la solución es, en realidad, un
nuevo empujón hacia el abismo. Esos ensayos sólo potenciaron la crisis hasta
niveles nunca alcanzados imponiendo la contracción económica y la miseria para
los pueblos como una tendencia sostenida y de larga duración, que sólo puede
conducir a la guerra social. La huelga continental del 14 N es un avance en la
resistencia popular y se transformará en el punto de partida de las grandes
insurrecciones continentales que se avecinan y que cambiarán el curso mundial
de las luchas anticapitalistas.
UN
NOVIEMBRE DE LUCHAS EN EL MUNDO
Como anticipando lo que se
viene, el jueves 1o. de Noviembre, la Ciudad de Buenos Aires fue paralizada por
una enorme concentración convocada por dos de las CGT opositoras, la de
Barrionuevo y la de Moyano. Miles de trabajadores, con un inusitado
acompañamiento de pobres de los barrios marginados, coparon el centro de la
Ciudad. Llegaron hasta allí en centenares de micros destartalados, camiones de
reparto y cualquier cosa con ruedas que los acercase. Los estacionaron a lo largo
y ancho de la 9 de Julio, bloqueando su circulación en todos los sentidos. La
Ciudad fue un caos de piquetes hechos no por piqueteros pero sí por muy
parecidos argentinos, en su origen y domicilio, al de aquellos que formaban
contingentes de hambreados que ocupaban la ciudad antes de que el régimen
cooptara a sus dirigentes y los transformase en funcionarios muy bien pagos.
Reclamaban por las obras sociales saqueadas, por la nueva ley de ART, por los
salarios que no alcanzan, por la inflación que no se detiene, por los impuestos
a la ganancia que pagan los pobres, por las jubilaciones de hambre... La
inmensa mayoría de ellos, sin dudas, votó a CFK hace un año y lloró a NK hace
dos años. Ahora, esos miles y miles de humildes ciudadanos, dejaron en soledad
absoluta y patética ambos aniversarios, desapercibidos para todos menos para la
minoría orgánica y acomodada integrada al gobierno y no vacilaron en acompañar
a dirigentes como Moyano o Barrionuevo (¡!) en el reclamo por mejores
condiciones de vida. Pero, vista en la perspectiva del duro mes que será
noviembre, esta protesta no es más que un preparatorio de lo que, todo parece
indicar, será una gran jornada de lucha y movilización popular para fines de mes,
convocada por las CGT opositoras, la CTA, la izquierda y las organizaciones
independientes. El reclamo es el mismo, se exprese como se exprese. Las
condiciones de vida de los humildes, de los trabajadores asalariados y de los
que están en negro, no cesan de empeorar. La miseria golpea las puertas de los
oprimidos, el desempleo azota a los gremios -como la construcción donde se
refugian los trabajadores menos calificados, la plata no alcanza... Y, a poco
andar el mes, volverán a sonar las cacerolas de la clase media y de la
oposición de derechas, como para mostrar que las protestas vienen de todos
lados y de cualquier modo.
Alejado de tanto malestar
social, el gobierno de CFK y su nuevo partido, Unidos y Organizados, se apresta
para librar la batalla final contra lo que ha definido como el enemigo
monopólico de la Nación: el Grupo Clarín. Extraña guerra ésta de dos viejos y buenos
socios, que han compartido grandes momentos e inmejorables negocios. Extraña
guerra para ser librada en nombre del "anti monopolio", por un
gobierno que si hay algo que lo caracteriza es ser socio de todos los grandes
monopolios. Extraño discurso el de estos "progresistas", que antes se
arrodillaban ante los "burgueses buenos" y ahora lo hacen ante los "monopolios
buenos". Extraña gesta patriótica, ésta que se produce ante la
indiferencia de la mayoría de los humildes que saben que nada bueno pueden
esperar, ni para ellos ni para la Patria, de ninguno de los contendientes y que
sólo pueden confiar en sus propias fuerzas para construir un futuro de libertad
e igualdad .
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